miércoles, 30 de julio de 2014

¿MATARÍA USTED A SU HIJO?




Rebeca

La mujer que engañó a su marido y a Dios

Octavio Acosta Martínez



Primera parte

1
        ¿Quién es Rebeca? La mujer de Isaac.
       ¿Quién es Isaac? El hijo "legítimo" de Abraham.
      ¿Quién es Abraham? El primero de la línea de los profetas postdiluvianos. Aquel con el que Dios habló y le dijo que abandonara su tierra natal, Ur de los caldeos, y se dirigiera hacia otra tierra, Canaán, que él, Dios, le daría en propiedad y para siempre a toda su descendencia, la tierra que hoy forma el Estado de Israel.


La tierra prometida

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         (Respecto a esto último se podría concluir, sin más discusión, que esa tierra le pertenece a Israel por derecho divino. El derecho divino, interpretado en clave "creyente" está por encima de Naciones Unidas, tribunales internacionales y por cualquier otro tipo de organización de origen humano).



Israel: promesa cumplida





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           Rebeca es también madre de Esaú y de Jacob, o Jaacob, hermanos gemelos, engendrados conjuntamente con Isaac, su esposo. ¡Todo está, pues, en orden!... ¿En orden? Hay un pequeño problema, pero se puede resolver. Veremos si fue posible.

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          Por otra parte, Rebeca, además de esposa, es prima segunda de Isaac, ya que ella es hija de Betuel, que es hijo de Nacor, que es hermano de Abraham. Abraham casó a Isaac con una mujer de su tierra y de su familia, ya que ni a él ni a Dios le gustaban las mujeres de Canaán. Las mujeres de Canaán eran "malas".

El siervo espera a la adecuada
           -No dejarás que mi hijo Isaac se case con una mujer de esta tierra de Canaán, donde yo vivo -dijo Abraham a su siervo mayor, encargado de buscar la tal esposa-, sino que irás a mi tierra  y escogerás a su esposa entre las mujeres de mi familia.


5
Rebeca 
          Ésta era una manera de escoger esposas: se encargaba a alguien (un siervo en este caso), se le daba una clave para seleccionar a la apropiada), la seleccionaba, ella aceptaba, él se la llevaba y el flamante esposo aceptaba también lo que le presentaran. Se suponía que era bueno y en este caso fue así: según la Biblia, Rebeca era una hermosura de mujer, además de ser de su tierra y de su familia. Este procedimiento, si vamos a ver, no difiere mucho de los utilizados en algunos lugares de nuestro mundo moderno.




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           Con el matrimonio de Isaac, Abraham continuaba el poblamiento de Canaán, en vía de un desalojo que comenzó pacíficamente y terminó de una manera "épica" cuando las condiciones estuvieron dadas.

7
          Esaú y Jacob -volvemos a ellos- son gemelos, ¿cuál es el primogénito? El pacto de Dios con Abraham se transmite a través de los primogénitos. Al menos eso fue lo que creímos al principio, pero luego hubo tantas excepciones que ahora tengo serias dudas. Incluso, la primera de las excepciones se dio en el propio inicio del pacto, ¿recuerdan el caso de Ismael e Isaac? No obstante, la figura del primogénito sigue siendo importante; por ese motivo comienzan a surgir las trampas, y quizás estas trampas sean precisamente la explicación de tantas excepciones ¡Ah, la naturaleza humana!... 

     ¿"Humana" solamente? Allí estaba el omnisciente Dios; en caso de trampa es pensable que ésta sería detectada por tanto conocimiento y poder. Ahora, una cosa muy distinta es si Dios participaba, él mismo, de éstas ¿Participaba Dios de las trampas? Parece imposible que se las dejara meter, pero, ¿se las metían o él se hacía el desentendido?

8
          La historia, esta historia particular, comenzó en el propio vientre de Rebeca. Los dolores eran insoportables, pero como no habían gineco-obstetras entonces, la consulta fue hecha al propio Dios. Éste contestó:

          -En tu vientre hay dos naciones, dos pueblos que están en lucha desde antes de nacer. 
             Imagínense la intensidad de esta lucha que comenzó en el propio vientre de una madre y todavía perdura. En realidad se trata del reforzamiento de una lucha que  ya estaba en marcha. ¿Se recuerdan -nuevamente- de Ismael? Dios continuó:
            -Uno será más fuerte que el otro y el mayor estará sujeto al menor.

9
           Cuando se trata de gemelos, el mayor es el que saca una mano primero, o una patica, o la cabeza, o lo que sea. Es el primero que nace. En este caso el mayor es el "primogénito" y será, por tanto, el que mantenga la línea directa con Dios. ¿Cómo podría éste estar sujeto al menor?

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          El primero que nació fue Esaú. ¡Esaú es el primogénito de Isaac! Esaú era pelirrojo y todo cubierto de vello, cosa que tendrá una importancia fundamental en el curso que tomará la línea del linaje. Quiere decir, luego, que Jacob no era "todo cubierto de vello". 
     Para este momento Isaac tiene sesenta años.

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          Por cierto, se me olvidaba decirles, Rebeca, al igual que Sara, también era estéril. Pero nuevamente una petición a Dios, y su intervención divina, solucionó esta pequeña dificultad. ¡Lo importante que era tener a Dios en el círculo de los amigos íntimos!



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     En lo que sigue, la Biblia es un poco confusa y contradictoria, "la palabra de Dios" no es muy clara.

              Esaú era el preferido de Isaac, porque le gustaba cazar, y a él, a Isaac, le gustaba comer lo que Esaú cazaba. Pero el favorito de Rebeca es Jacob por tratarse de un tipo tranquilo que prefería quedarse haciendo labores caseras en el campamento donde vivían. ¿Y quién era el favorito de Dios? No debería haber dudas si nos atenemos al pacto establecido, pero Dios estaba mostrando conductas que hacían sospechar de ciertas desviaciones en sus preferencias. Por ejemplo, fue a Jacob y no a Esaú a quien se le apareció en dos oportunidades para ratificarle su pacto. 

     No era la primera vez, sin embargo, que Dios mostraba estas debilidades tan humanas y dirigía su favoritismo hacia ciertas personas de su grey. Eso pasó antes en el caso de otros hermanos: Caín y Abel. A Dios le gustó una ofrenda que le hiciera Abel, pero no le gustó la que le hizo Caín, el primogénito de Adán y Eva. Esto desató el disgusto y los celos de Caín, quien terminó matando a su hermano. ¿Se repetirá la historia en el caso de Esaú y Jacob? Esaú, por ahora, sigue siendo el primogénito de Isaac y Rebeca. Ya veremos como se solucionará esta rollo.


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          En una ocasión Esaú le vendió sus derechos de hermano mayor a Jacob por un plato de lentejas. De allí viene aquello de"se vendió por un plato de lentejas", cosa que hoy en día se ve con una regularidad increíble. El ser humano no ha cambiado mucho desde entonces. Me parece que la Biblia es un valioso estudio desde un punto de vista psico-sociológico, al describir tan bien la naturaleza humana y permitirnos conocer aptitudes y acciones que en realidad fueron realizadas y vividas en aquellos tiempos. Lo que nos puede separar de ellos es la interpretación que de éstos hicieron. Y creo, sin embargo, que hasta en esa interpretación la evolución ha sido poca. Hoy se apela a la Biblia como muchos regímenes apelan a otros libritos que son escritos como documentos de legitimación y que se acatan a conveniencia, dependiendo de las circunstancias. Jacob hizo una ventajosa transacción dando sólo un plato de lentejas. Pudo haber sido cualquier otra comida, el caso es que Esaú regresaba de una jornada de caza, se estaba muriendo de hambre, Jacob estaba cocinando y se aprovechó de la debilidad que tuvo otro ser humano; que para darle aún más intensidad al drama, no era otro que su hermano.  También lo vemos hoy.

   Tendrá validez esta transacción hecha por los hermanos? ¿Son traspasables estos derechos? ¿Dios aceptaba esta transacción? ¿Y Jacob? Es él quien tiene que dar su bendición? Jacob no estaba al tanto de este trato. ¿Qué pasaría al momento de dar su bendición? Dios tendría que respetar la decisión de Jacob.  En el caso de Isaac e Ismael, siendo bastante flexibles y aceptando la discriminación como una cualidad humano-divina, podríamos encontrar un "justificativo" a la decisión que se tomó: uno era legítimo y el otro no.  Pero ahora los dos hermanos son legítimos, ¿cuál será el nuevo criterio a utilizar, aparte de que uno era velludo y el otro no? ¿Sería posible que esto decidiera?


Segunda parte

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          Bueno, llegó el momento, los años han pasado e Isaac tiene que dar su bendición. Está muy viejito y ha perdido la vista. Cuando se casó con Rebeca tenía cuarenta años. Cuando nacieron Esaú y Jacob, tenía sesenta, como hemos dicho. Ahora sus hijos están mayores, Esaú tiene dos esposas. Por cierto son hititas, en contra del deseo de Isaac y de Rebeca, ...y de Dios ¡Siempre hay un rebelde en la familia! ¡Cuidado! Los rebeldes suelen ser no bien entendidos, y menos aceptados en ninguna parte, incluso entre sus propias familias. Menos cuando está Dios de por medio. Si algo puede uno inferir -en realidad no hay que inferir nada, eso está muy explícito y en forma concluyente- de la lectura de la Biblia es que a Dios no le gustan los rebeldes; lo que él exige es sumisión absoluta.

          Jacob, en cambio, es el buenito de la familia, sobre todo para su mamá, y contar con el apoyo de la mamá tiene su peso. Algunas experiencias conocerán ustedes, quizás en sus propias familias. Jacob no tiene esposa aún. ¿Cuántos años tiene su padre Isaac? Muchos. Su madre tampoco es una muchachita ahora.


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          Isaac piensa que se puede morir en cualquier momento, por eso comienza a realizar los preparativos para darle su bendición a Esaú. Lo envía a cazar alguna presa y le pide que con ella le prepare un guiso bien sabroso "como el que a él le gusta". Luego que se lo lleve, él lo comerá y después le dará su bendición (a Esaú, no al guiso). Qué sencilla era la vida y cómo el hombre la fue complicando. Con un simple guiso se podía ganar la gloria. No había que hacer una maestría, ni preparar tesis doctorales, ni publicar en revistas indexadas. Nada. Sólo había que preparar guisos sabrosos.

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          Pero los oídos indiscretos que escuchan detrás de las puertas sí existían. Los oídos de Rebeca escucharon a escondidas las indicaciones que Isaac, quien como sabemos tiene otras preferencias, le dio a Esaú, su favorito. Usted -sí, usted, lector- ¿tiene algún hijo favorito? Hay que manejar con mucha delicadeza e inteligencia estas preferencias cuando existen; suelen resultar traumáticas a veces. En el caso de Rebeca, su preferencia tuvo dimensiones bíblicas. ¿Qué hizo ella? ¡Pasar a la acción inmediatamente!

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          Llamó a Jacob y le dijo:
          -¡Corre! Ve y tráeme dos cabritos bien buenos. Voy a preparar un guiso como le gusta a tu papá para que se lo lleves y te dé su bendición.
              -¿Cómo es eso, mamá? Él piensa darle su bendición a Esaú- responde Jacob.
                -Tu padre no ve, te harás pasar por tu hermano- dice Rebeca.
           Jacob tiembla ante el osado plan de su madre. ¿Y si lo descubren? ¿Qué pasaría si su padre se da cuenta del engaño? No sólo no tendría su bendición, sino todo lo contrario: se ganaría su maldición con consecuencias impredecibles. Hizo un intento de resistencia ante un plan para el que él no estaba preparado. "¿Cómo es que me tomas así de sorpresa?" 
           -Es verdad, no ve, pero tiene tacto -retrucó Jacob pensando que apelaba a un argumento muy convincente-. Seguramente me tocará y me abrazará, y se dará cuenta que no soy Esaú -continuó-. Tú sabes que Esaú es muy velludo y yo soy completamente lampiño.
                -Eso me lo dejas a mí- dijo Rebeca con su proverbial seguridad femenina.
           -También me olerá y se dará cuenta que no soy mi hermano- agotando Jacob su último recurso de apelación.
                 Pero Rebeca tenía todo bien pensado:
          -Eso también me lo dejas a mí. Y por favor, no te demores más. Anda a buscarme los cabritos, porque tu hermano ya salió a hacer su cacería y tú sabes que él es muy eficiente en eso.

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          Vencida toda resistencia, Jacob, que en eso de hacer trampas tampoco se paraba mucho en mientes, salió disparado a buscar los cabritos. Por supuesto, no tenía que ir a cazarlos, ni ir a comprarlos al mercado. Los cabritos estaban en el patio. A lo mejor los había llevado Esaú. Éste también pudo buscarlos él mismo, pero Isaac quería su guiso con algo que cazara en ese momento. Alguna dificultad tenía que ponerle a algo tan importante como era la bendición de  un patriarca. 

       A Jacob en cambio, no le tomó mucho tiempo escoger los dos cabritos. Así, al rato se apareció con ellos y Rebeca preparó un suculento guiso "como a Isaac le gustaba". Había que llevárselo, pero antes se hacía necesario un paso previo que Jacob no sabía. Rebeca tenía sus cartas guardadas.

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          Sacó... ¿de dónde?... del closet no sería... En ese tiempo no existía IKEA y los closets no se conocían. Quizás de un baúl o de algo que se le pareciese, Rebeca sacó una ropa de Esaú y se la puso a Jacob.
          -Listo -dijo- ahora hueles como tu hermano con esta ropa.
               -¿Y los vellos de dónde los saco? -preguntó Jacob.
               -Espérate, no he terminado -dijo Rebeca.
          Rebeca salió hasta la cocina y tomó la piel de los cabritos, que ya había limpiado, lavado y secado, y cortados adecuadamente para su utilería artístico-teatral. Le cubrió adecuadamente las partes descubiertas (las manos, los brazos y el cuello) con la piel del cabrito a Jacob.
            -¿Ves? Ahora eres un hombre peludo, como Esaú; tienes la ropa de Esaú, hueles como Esaú, le llevas un guiso como se los prepara Esaú. ¿Que más? No falta nada. Sólo llévaselo y que te bendiga, que es como si te bendijera el Señor.
         Todavía con mucho miedo Jacob tomó el guiso y se dirigió a la habitación de Isaac.

20
           Jacob llegó a la habitación y tocó la puerta (en realidad no sé si en esa época se tocaban las puertas. A lo mejor eran cortinas lo que había) o sencillamente se presentó.
             -¿Quién es?- preguntó Isaac.
        -Soy yo -respondió Jacob-, tu hijo Esaú. Y te traigo el guiso que me pediste.
            -¿Tan rápido? Nunca habías sido tan veloz cazando- dijo Isaac- ¿El animal te estaba esperando para que lo cazaras?
        -El Señor, tu Dios, me ayudó a encontrarlo -fue la repuesta de Jacob. La verdad es que no pudo habérsele ocurrido una respuesta más creíble y convincente.
         Ésta fue como una primera prueba inesperada para Jacob, menos mal que pudo superarla. Pero ahora venía la segunda, la que sí estaba esperando.
               -Acércate -dijo Isaac.
              Jacob se acercó tembloroso. Ahora vería qué tan buena era su mamá en sus técnicas de engaño.
                 -Agáchate un poco para abrazarte- dijo Isaac.
              Jacob se agachó un poco, todavía con la bandeja en la mano, y del temblor que tenía casi le derrama encima el guiso a Isaac. Isaac se irguió de la cama donde estaba postrado y abrazó a Jacob.  
             -Sí, hueles como Esaú -dijo Isaac-. Pásame el guiso para comérmelo.
          ¡Segunda prueba superada! Pero todavía faltaba algo. Jacob se deshacía en una madeja de nervios mientras Isaac saboreaba el guiso. En un momento de impaciencia no aguantó y preguntó: 
             -Padre, ¿me vas a bendecir?
           -Espera a que me coma el guiso -dijo Isaac, en un tono de reproche condescendiente.
         Lo que no sabía Isaac era que se estaba comiendo un doble guiso, y ambos habían sido preparados por Rebeca.
      -Está bien bueno este guiso -dijo cuando terminó de comerlo-. ¿De verdad lo hiciste tú?
            -Claro ¿y quién más? Tú mismo me lo pediste.
        -Uhmm, no sé, pero tienes la voz como la de Jacob- replicó Isaac, mostrando que a lo mejor no era tan gafo como parecía.
        -Padre, eso es lógico -dijo Jacob, sacando fuerzas de donde no las tenía y haciendo también gala de sus habilidades engañadoras-. ¿Acaso Jacob y yo no somos hermanos? Y gemelos, además. Nos hemos criado juntos,tenemos muchas cosas en común y a veces nuestras voces se parecen.
          Isaac se quedó pensativo, mientras Jacob también pensaba que la artimaña como que no le iba a dar resultado. Las fuerzas se le disminuyeron al pensar que realmente era una maldición lo que le venía encima. En ese momento sintió rencor hacia su madre. ¿Porqué inventaría esto? ¿Porqué insistió cuando él le advirtió del peligro? Su padre era ciego, pero no parecía tan tonto. Ahora corría el peligro de ser descubierto y convertirse en un maldito para siempre.
       La angustia y desazón de Jacob estaba más que justificada. Menos mal que su padre no podía ver el temblor de sus manos ni el sudor que corría por su frente. Isaac sólo dudaba.


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              -Acércate ahora y bésame, hijo mío-dijo de nuevo Isaac cediendo a una súbita intuición.
           Jacob se secó rápidamente el sudor y se acercó a su padre. Éste lo abrazó, le dio un beso también en la frente y le pasó la mano por los brazos, la cara y el cuello.
           -¡Tienes razón! ¡Eres Esaú! -exclamó Isaac con toda duda despejada-. Hueles como Esaú y estás cubierto de vello como él. Jacob es completamente lampiño. Yo no sé a quién habrá salido así. A mí no fue. Ahora te daré mi bendición:

          Mira, el olor de mi hijo.
Como el olor del campo que Jehová
ha bendecido;
Dios, pues, te dé del rocío del cielo,
Y las grosuras de la tierra, 
Y abundancia de trigo y de mosto.
Sírvante pueblos, 
Y naciones se inclinen a ti;
Sé señor de tus hermanos,
Y se inclinen ante ti los hijos de tu madre.
Malditos los que te maldijeren,
Y benditos los que te bendijeren.


Isaac bendice a Jacob. Lienzo del pintor barroco italiano, Luca Giordano

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       ¡Hermosa bendición! Independientemente de su contenido ideológico-político, de su carácter sectario y totalitario. 

                   Se me había olvidado decirles que la Biblia es uno de los libros más poéticos que he leído. Quisiera cualquier poeta moderno tener la musa que inspiraron a los hombres que la escribieron. El solo hecho de inventar a Dios y escribir a nombre de él es ya un hecho de incalculable valor metafórico, de una alta creatividad, de una "inimaginable" imaginación. Habría que inventar un premio superior al Nobel para otorgárselo a quienes escribieron la Biblia: al hombre que inventó al Dios que inventó al hombre.

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       ¿Cómo terminó esta historia, parcial entre tantas historias? Triunfó el sentimiento-favoritismo y la persistencia femenina ante el marcado machismo patriarcal-divino. 

               ¡Ah! También se me olvidaba: la Biblia es el libro más machista que he leído, pero la astucia femenina cambió el curso del destino del hombre en más de una ocasión, y ésta fue una de ellas.

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          Mientras tanto, me interesa el papel que jugó Dios en el engaño. Él continuó su línea de apoyo sectario a través de Jacob, ¿porqué? Isaac en realidad bendijo a Esaú, eso es lo que el decidió y lo que creía que estaba haciendo, aunque el cuerpo presente era el de Jacob. ¿Qué tiene más valor y más peso? ¿La intención y la creencia con la que se realiza una acción o la presencia de un usurpador? ¿Fué él también engañado? ¿O, por el contrario, participó en el engaño? Él sabía que esto iba a suceder y ya lo había predicho cuando los gemelos estaban en el vientre de su madre: "En tu vientre hay dos naciones, dos pueblos que están en lucha desde antes de nacer. Dos pueblos serán divididos desde tus entrañas. Un pueblo será más fuerte que el otro y el mayor servirá al menor" ¿Alguna resonancia en el actual problema árabe-israelí? Si todo está pre-determinado ¿qué papel jugamos nosotros en este mundo? ¿Qué culpa tenemos de lo malo que pase? ¿Qué méritos tenemos en lo bueno que sucede? ¿Cómo podemos sentarnos a jugar con Dios si él hace trampa? ¿O, en el mejor de los casos, él apoya a tramposos en sus trampas?


25
          ¿La reacción de Esaú cuando regresó con la caza y le llevó al bueno y doble ciego de Isaac el guiso que él le preparó?  Eso lo completan ustedes en la Biblia, allí está.

      ¿La huida de Jacob de la furia de Esaú, el cual pensaba matarlo por el engaño del que fue víctima? Eso lo completan ustedes en la Biblia.

        ¿El engaño y las trampas de las que fue víctima Jacob por parte de su propia familia cuando estuvo exiliado ante la amenaza de muerte de Esaú, y la nueva participación de Dios en el juego de los engaños?
       ¡Ahhh! Eso también está en la Biblia. Lo pueden leer si quieren, pero permítanme, por favor, tener el placer de contárselos (en una próxima entrega): 
      La historia de Jacob con su tío Labán, sus primas Lea y Raquel, y sus siervas Zilpa y Bilha... Y Dios, ahora sí, participando directa y abiertamente en el juego y haciendo trampa a favor de... ¡Una historia extraordinaria!...
    ¿García Márquez? ¿Juan Rulfo? ¿Cervantes, tal vez? ... ¿Quiénes son esos?
          
     

1 comentario:

  1. Toda una historia de intrigas esta que comparte. Muy bien narrada y acepto la invitación de la próxima entrega. ¿Cómo entender los designios de Dios ante los hechos que describe? La conducta de Raquel, tan pero tan de este mundo, sin contrapeso y con toda la alevosía del caso. Había olvidado esta parte de la historia, solo tenía fresca aquello del plato de lentejas en ocasión de pasearme por el libro de Fernando Savater "Ética para Amador".

    Es interesante conocer los orígenes de esta fatal disputa entre palestinos e israelitas, pero el mundo cruel no quiere dejar de sorprendernos en actos que consternan.
    Lo digo porque estoy echando una miradita al conflicto que tienen los aberrados de ISIS en contra del pueblo cristiano en Irak. Los condenados por esta secta maléfica, o mueren decapitados o mueren deshidratados en el desierto al que son condenados. Hoy está la noticia de un periodista norteamericano muerto a manos de estos zátrapas y yo digo ...hasta cuándo en nombre de la religión se puede tener la razón, amparados en un Dios que se han inventado a la medida de su estrechez mental.
    Dados algunos de los escritores que menciona, la Biblia ...¿realismo mágico?
    Insisto, no quiero creer de esa manera ...

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