lunes, 8 de septiembre de 2014

DIOS Y LA SEGUNDA LEY DE LA TERMODINÁMICA




Plan de trabajo para los próximos veinte meses...
o quizás veinte años




Octavio Acosta Martínez
occtaviocultura@hotmail.com
Twitter: @snittker.com



     Sin embargo, podría cambiar mañana o la próxima semana.

     Todo se debe a la necesidad de seleccionar y delimitar; lo que hay por aprender es una inmensidad y se trata precisamente de un plan de estudio, investigación y aprendizaje. Ésta es la selección :

  • Tractatus logico-philosophicus e Investigaciones filosóficas de Witthenstein (Ludwig)
  • Segunda Ley de la termodinámica. En realidad todas, pero ésta es la más compleja y controversial
  • Mecánica cuántica  y teoría de las cuerdas
  • La Biblia. Estudio comparativo con el Corán, la Thorá y otros textos religiosos, fundamentalmente de las tres religiones monoteístas más dominantes en el mundo (cristianismo, islamismo, judaísmo)
  • Continuación con el cultivo de la música y las artes en general (no cambiará con ningún plan), en niveles de apreciación.
  • Continuación con la mejora en el uso de algunos idiomas; fundamentalmente el inglés y el francés (tampoco cambiará)
     Los programas de viaje, lo cual forma parte de las prioridades que establecí en los últimos tiempos, parece que están llegando a su fin, o ya definitivamente llegaron, a juzgar por el paisaje que nos presenta la revolución bolivariana para el presente y para el futuro inmediato. Y da la casualidad que todo mi futuro es inmediato.

         ¿Son estos campos de estudio mutuamente independientes? Por supuesto que no. En estos momentos debería estar claro para todos que todo está relacionado con todo la tarea consiste en encontrar los canales de conexión.

     No solamente están relacionados entre ellos, sino con otros campos colaterales que los alimentan y sin los cuales no podríamos avanzar en las investigaciones. Les daré una ligera idea de algunos de los problemas planteados que me conducen a establecer este plan.



*  *  *

     De entrada, por ejemplo, siento curiosidad por la posible  relación que pueda existir entre Dios y la Segunda Ley de la Termodinámica. De hecho he estado elaborando algunos apuntes al respecto.  No hay nada original en tratar de hacer esta relación, porque ya mucha gente lo ha intentado, aportando una amplia gama de respuestas a las preguntas que generalmente uno se formula, y ellas servirán seguramente de insumo para alimentar las mías propias.

     ¿Cuáles preguntas? Bueno, ésta misma es una de ellas. Las puertas del conocimiento se abren cuando se hacen las preguntas adecuadas y hay que comenzar por ahí: preguntándose por las preguntas que se deben formular. Cuando se habla de Dios, me parece que lo primero a definir es qué es lo que entendemos por "Dios". En la historia del hombre y en todas las civilizaciones por las que éste ha pasado han existido miles de dioses con infinidad de características. Actualmente existen miles de deidades en el mundo. Como estamos ubicados en esta parte del mundo occidental y cristiano es posible que estemos particularmente  interesados en el Dios de la Biblia, y por eso le he dado prioridad a este texto. Pero aún aquí, las cosas no están muy claras. Encuentro algunas diferencias entre el Dios del Antiguo Testamento y el Dios del Nuevo Testamento. Incluso, dentro del mismo Antiguo Testamento, una vez pasados los cinco o seis primeros libros, comienzan a aparecer ciertos matices diferenciadores en la personalidad de Dios, en su antes y su después, lo que en principio nos hace sospechar que Dios está también sometido a un proceso evolutivo.

     Forzando, no obstante, un poco las cosas y aceptando que se trata siempre del mismo Dios, y no apreciaciones diferentes de los hombres que escribieron los varios libros de este texto (es obvio que fueron hombres diferentes y en distintas épocas), quedaría pendiente el asunto de las características de Dios, porque a mí no me cuadran por ninguna parte las que me han vendido. Sin embargo, en una investigación no las puedo descartar a priori y las coloco, por tanto, en una  las muchas hipótesis que se pueden establecer sobre Dios. Se plantea por ello, la necesidad de diseñar una matriz de características alternativas de Dios y estimar la probabilidad que se dé a cada uno de los grupos en los que las hayamos dividido. 

     Cada grupo alternativo de características constituye un estado de cosas, en el lenguaje del Tractatus y nos quedaría por definir cuáles pertenecen a un estado de cosas existentes y cuáles a un estado de cosas inexistentes. Dependiendo de estas respuestas parciales, se podría ubicar a Dios en una de las únicas dos posibilidades: Dios pertenece a la realidad, pero no al mundo (estado de cosas inexistentes), o Dios pertenece a la realidad y al mundo (estado de cosas existentes). Como se ve, de lo que no me cabe dudas es de que Dios pertenece a la realidad; pero, cuidado, en la filosofía del Tractatus los conceptos de realidad y mundo no son equivalentes y la realidad no es la que entendemos en el lenguaje ordinario.

     Si se lograra ubicar a Dios en uno de los dos sectores de la realidad pasaríamos, entonces, a su imagen equivalente en el campo del lenguaje donde formularíamos una serie de proposiciones que si se corresponden con la ubicación adoptada en la realidad, se trataría de proposiciones verdaderas. Por ejemplo, la proposición "Dios es benevolente" será verdadera en el caso de haber aceptado la hipótesis de un Dios con una serie de características dentro de las cuales estuviera contenido el atributo "benevolente"; en caso contrario, la proposición sería falsa.

     Comprobar cualquier hipótesis que se formulare con respecto a Dios no podría ser por los mismos métodos que se emplean para un experimento químico, o cualquier otro de las ciencias fácticas. Más que determinar lo que Dios es, deberíamos adoptar un proceso de descarte que paulatinamente nos iría diciendo lo que Dios no es. ¿Qué método se deberá seguir para ello? Como les he dicho, he delimitado mi estudio al Dios de las tres religiones monoteístas antes mencionadas. Es aquí donde entra en juego la Biblia. En la Biblia se dice todo lo que Dios hace y lo que no hace, luego el experimento pasa por su obligada lectura y análisis. Como he dedicado un cierto tiempo a esta lectura, la cual desde muchos puntos de vista disfruto ampliamente, ya tengo algunos interesantes resultados parciales, los que presentaré en su momento oportuno. 

     Mientras elaboro este escrito voy simultáneamente descubriendo cosas. Cuando leo a Carl Sagan (La hipótesis de Dios) tomo de él la idea de la elaboración de estas  hipótesis y leo lo que para Einstein y para Baruch Spinoza significan el concepto Dios. De Einstein ya sabía cuál era pero ignoraba el de Spinoza, del cual no había leído nada en forma directa, sino lo que otros habían escrito sobre él. Esto hacemos muchas veces, por flojera o por la necesidad de simplificación ante tanto conocimiento publicado. Así que me dirijo a mi biblioteca y encuentro de Spinoza su "Tratado teológico-político" (Tractatus theologico-politicus); forma parte de las lecturas postergadas.  Comienzo a leerlo y ¿que descubro en sus primera páginas? Como tantas veces, el agua tibia. Encuentro que en 1670 Spinoza hizo lo que a mí se me ocurrió hacer ahora como un método válido para manejar este estudio: tomar la Biblia y efectuar una lectura crítica y un análisis exhaustivo  de la misma. Éste fue su método, cuyos resultados plasmó en su Tractatus. Mi plan de trabajo se expande, ahora tengo la obligación de leer a Spinoza. No sé exactamente a qué llegará - sólo que definirá su propio Dios-, ni si yo estaré de acuerdo con él. Pero en una primera impresión Spinoza comenzó a caerme bien.






*  *  *

     ¿Y la Segunda Ley de la termodinámica, qué tiene que ver con Dios? En realidad no me interesa la termodinámica exclusivamente por Dios, sino por todo lo que ella involucra en cuanto a la suerte de nuestro universo. Pero dado que Dios está también en el medio de esta suerte, es lógico pensar que debería haber una relación entre ambos. ¿Cuál es esta relación?

     Casi todas las religiones han relacionado el origen del universo con la intervención de la figura de un Creador. En la ciencia, por otra parte, hay un casi consenso del origen en una gran explosión, el Big Bang. ¿Qué había antes del Big Bang? La ciencia se muestra incapaz de determinarlo. Pero tampoco le ha interesado hasta ahora, pues afirma que fuere lo que fuere, eso no afecta en nada lo que pasó después. Desde un punto de vista teológico uno se preguntaría: ¿Qué hacía Dios antes del Big Bang? ¿En qué ocupaba su tiempo?

    -¿Cuál tiempo?- se preguntará un científico.
     Para la ciencia, la historia del tiempo comienza con el Big Bang. ¿Comenzará ahí también la historia de Dios? Depende de la hipótesis aprobada. Si fuese verdadera la proposición "Dios es el creador del universo", ello debiera ser porque necesariamente Dios existía antes para poder prender el fósforo que produciría semejante explosión. Es decir, la presencia de Dios estará incluida para entonces en un estado de cosas existentes  pre-Big Bang.


Representación del Big Bang


     Dentro de una de las hipótesis que debemos plantear acerca de Dios no debe faltar
 aquella que afirma que él es un ser "increado", de lo que se concluiría que ha existido siempre. Y si ha existido siempre, es pertinente la pregunta acerca de lo qué hacía antes. Si no hacía nada, habría que añadirle a Dios el atributo de haber sido infinitamente ocioso, puesto que desde el Big Bang hacia atrás existe una infinitud de lo que llamaríamos tiempo en términos humanos, una nada infinita acotada superiormente.


     En esta parte la Biblia no ayuda mucho, porque para ella todo comenzó con la creación del cielo y la tierra.



        "En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
         Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del                           abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas". (Gen. 1:1-2).

     La ciencia ha determinado que del Big Bang hasta esta fecha han transcurrido entre  13 y 14 mil millones de años. También se ha manejado la cifra de 15 mil millones. Poca diferencia para estos niveles. En la música intergaláctica existe también un tango Volver que dice "mil millones de años no es nada". La Tierra surge más tarde, desde hace unos 5 mil millones de años. Es decir, transcurrieron aproximadamente 9 mil millones de años antes de que Dios decidiera crear los cielos y la tierra. Porque tengo entendido que tierra viene de Tierra y los cielos son nuestros cielos.

     Además sabemos que todo comenzó por el norte de la Mesopotania, más o menos, donde se ubicó el jardín del Edén. Dios debió estar muy ocupado durante esos 9 mil millones de años, seguramente acomodando por ahí el resto del universo.

     Falta algo, ¿qué falta? 
     Falta el hombre.

     Hoy sabemos que la vida en la Tierra data de unos 3 mil millones de años y el hombre apenas unos 4.5 millones. Pero no el hombre tal como lo conocemos hoy, sino sus predecesores. El homo sapiens, tiene apenas unos 200 mil años, y el homo sapiens-sapiens, tal como es el hombre actual, apenas unos 80 mil años, lo que representa alrededor del 1.6% de la vida del planeta. Si Adán y Eva estuvieron desde el principio, entonces ellos no fueron ni siquiera homo sapiens, y quizás fue por brutos, o poco evolucionados, y no por desobedientes que comieron la manzana.


Adán y Eva. Óleo de Francesco Albani (1578-1660)
     Me surgen ahora nuevas interrogantes. Cuando se suma el número de generaciones que van desde Adán y Eva hasta nuestros días -la Biblia es muy exhaustiva suministrando datos que permiten calcularlo-, y las llevamos luego a años, eso no sobrepasa los 10 mil. Muy poco frente a los 80 mil del homo sapiens-sapiens, de los 200 mil del homo sapiens y menos aún frente a los 3 mil millones de la vida en la Tierra. Hay, pues, algo que no cuadra. Me parece que la Biblia, para ser la palabra de Dios, es bastante confusa y llena de contradicciones. Me ha puesto a trabajar, tiene a mucha gente trabajando, y es mucho todavía lo que falta por aclarar... (¡todo!).  Una posibilidad es que éste no haya sido el Dios que estuvo presente en el Big Bang, el que lo originó, el verdadero Ser Supremo, sino un Dios subordinado encargado de la creación de mundos parciales en distintos rincones del universo. Me imagino que debe ser por eso que muchísima gente adoptó la posición más cómoda: solo creer y olvidarse de esa blasfemia de pensar. Como personalmente soy miembro del club Operación Salmón, no me queda más remedio que continuar en mis indagaciones y estudios.
    
                                
     
  *  *  *


     Si así están las cosas en el origen, no más claras están para el final. Sabemos ciertamente que el universo tendrá un final, lo que no sabemos es cómo será. Tenemos la certeza de que por ahora está en expansión. ¿Se expandirá indefinidamente o tendrá un límite y luego se revertirá el proceso y comenzará una etapa de contracción? Depende de cómo haya hecho Dios las cosas. Si Dios creó la suficiente cantidad de materia, tal que su fuerza de gravedad sea capaz de frenar la expansión, entonces habrá un regreso y todo se volverá a encontrar en su punto de partida, el Big Crunch (la gran implosión). ¿Qué vendrá después, un nuevo Big Bang? Depende de lo que decida Dios.

      Si no creó materia en cantidad suficiente, entonces la expansión continuará para siempre, o mejor dicho, hasta que se acabe el universo. Recientemente (1998) se han detectado signos de que el universo se está expandiendo en forma acelerada (aumento progresivo de su velocidad de expansión). De confirmarse esta teoría se concluiría que este segundo supuesto es el real. Generando además, nuevas posibilidades con sus consiguientes interrogantes. La existencia, por ejemplo, de alguna energía que no ha podido ser observada (energía oscura) que esté ejerciendo una fuerza gravitacional en sentido contrario. ¿Cuál será la causa de esta energía y quién o qué la habrá originado? Es un asunto muy oscuro. De ser confirmada esta teoría surgiría la posibilidad de que el fin del universo se diera como consecuencia de un gran desgarramiento (Big Rip).

     Sabemos, por la Segunda Ley de la termodinámica, que el universo se encamina hacia su muerte térmica. ¿Qué significa esto? La explicación queda pospuesta. Hay que estudiar el concepto de entropía, los conceptos de orden y desorden, un poco de teoría de probabilidades, y algunas cositas más. Pero podemos adelantar una explicación temporal muy sencilla, como para niños, sólo con fines ilustrativos: 


El universo antes (presente)
     Esas estrellas que vemos por las noches brillar en el cielo, no son sino inmensas bolas de fuego cuya luz nos está llegando en este momento. Ese fuego no es eterno, aunque a nosotros nos lo pareciera. Él durará cuando se agote el combustible que lo alimenta, el hidrógeno. Al agotarse, ¡puff!... el fuego se apagará. Como eso pasará en cada una de las estrellas, llegará el momento en que el universo todo, será una sola oscuridad; todo habrá colapsado. De hecho, como todos sabemos, muchas de las estrellas que vemos cada noche, ya colapsaron, sólo que es ahora cuando nos está llegando su luz. Afortunadamente nosotros no vamos a ver ese final, porque el de nuestro Sol, y con él nuestro planeta y todo el sistema solar, habrá llegado hace mucho tiempo. Diremos que el universo colapsará en el momento en que llegue a su máximo desorden. Si no es que se le adelantara antes, bien el Big Crunch, o bien el Big Rip.



El universo después
     Con los conceptos de orden y desorden se presenta algo similar a los de realidad y mundo dentro del lenguaje del Tractatus: ellos no coinciden con lo que entendemos  en el lenguaje ordinario, ni en el de otras disciplinas. Hay que andar con mucho cuidado cuando se trata de esta ley o principio.

     De acuerdo con ella,  el desorden, los niveles de entropía, aumentarán constantemente. Aunque en la Tierra, con la vida animal (incluyendo aquí la humana) y con la vida vegetal, pareciera que el proceso termodinámico ha estado orientado en sentido contrario, hacia el orden. Quizás la Biblia no está tan equivocada cuando dice que al principio “la tierra estaba desordenada…”. Luego Dios ordenó las cosas. ¿Sabía la Biblia lo que estaba diciendo? Nosotros apenas hoy sabemos que ese orden, como bien lo explica Carl Sagan en"La Hipótesis de Dios", se logró a expensas del descenso en el orden del Sol, lo que creó las condiciones para que se diera la vida en la Tierra. Porque la Segunda Ley de la termodinámica se aplica en este caso a un sistema ¿aislado? que se llama “Universo” y la entropía considerada es para todo el sistema y no para uno solo de sus componentes, como es la Tierra. Así que no hay contradicción,  y necesariamente el final de este sistema será su muerte térmica. 


Carl Sagan. Astrofísico norteamericano. 
Autor del libro Cosmos.
     Cuando esto suceda Dios se va a quedar inmensamente solo, ya no existirá nada de lo que él creó una vez. ¿Qué tendrá planeado hacer para ese momento? ¿Creará otro universo? Si lo creare, ¿será con las mismas leyes físicas de éste? ¿Será de la misma materia? ¿Estará construida con átomos, y éstos con electrones, neutrones, protones?... ¿cuerdas, tal vez? ¿Se cumplirá de nuevo la Segunda Ley de la termodinámica?  A propósito, ¿estará Dios sometido también a esta ley? Si fuera así, él también moriría. Sería su segunda muerte, porque ya Nietszche le infringió la primera. 

     Hay otros caminos para la especulación (en el buen sentido de examinar posibilidades). La ciencia ha asomado la de posibles existencias de universos paralelos. De ser así, se abrirían nuevas preguntas sobre el origen de éstos. Por ejemplo, ¿habrá habido un Big Bang para cada uno? Pudiese ser también que sus orígenes fuesen diferentes, donde cada uno estuviera regido por diferentes leyes físicas. ¿Y Dios? ¿Qué pasa con Dios? ¿Tendría que haber un solo Dios para todos? Uno podría imaginar la existencia de una comunidad de dioses situada muy por encima de toda imaginación. A lo mejor cada Dios con su propio universo, siendo el nuestro sólo uno de ellos, formando tal vez parte de un juego donde los dioses compiten por ver cuál lleva el suyo más lejos. Quien lo logre será el ganador. El nuestro va por los 14 mil millones de años y alguna gente que sabe mucho calcula unos 80 mil millones más para colapsar ¿Y los otros universos? En estos niveles yo pierdo las chavetas y me da igual cualquier cifra que me den. Pienso que debería haber un dios bolivariano que le quite varios ceros a estas cifras para uno poder manejarlas mejor. Así como existe el año luz, debería instituirse el año fuerte.



*  *  *

     ¿Desean que hablemos de la mecánica cuántica? No, mejor no. Lo posponemos. Tengo que poner muchas cosas en su sitio para al menos tener una ignorancia ordenada. No sé si mi ignorancia será capaz de burlar el segundo principio termodinám...








     ...Un momento, estoy pensando...








     ... Se me están ocurriendo... precisamente esto de relacionar mi ignorancia con la Segunda Ley...







     ... pero podría ser la ignorancia de todo el mundo, ...La ignorancia como concepto... con valor epistemológico...




     A ver... Uno puede ordenar su ignorancia para tener claro lo que se ignora y afinar el enfoque en la búsqueda del conocimiento. Hace un momento, arriba, estuve pensando en ordenarla por motivos más triviales:  poder contarla en mis escritos para que la lea aquel que le interese. En el primer caso, trato de acabar o al menos disminuir mi ignorancia. ¿Iría esto en contra del principio termodinámico? Si disminuyo mi ignorancia es a expensas de un aumento de mi conocimiento. ¿Se mantendría así un equilibrio en ese reducido sistema en el que me he encerrado? Creo que no, sospecho que me estaría encaminando hacia una disminución de la entropía. Además, no estoy seguro que se pueda hacer esta reducción tan simple, por mucha abstracción a que queramos someter el pensamiento.
     En el segundo caso, mi ignorancia permanece constante; el aumento de conocimiento es cero y también se mantiene el mismo nivel entrópico.

     Sin embargo, ahora pongo de nuevo los ojos en las dos posiciones asumidas, una por la ciencia y otra por la religión.


Stephen Hawking
     La ciencia, ya lo hemos dicho muchas veces, lleva años en la búsqueda de una teoría unificada que explique todo. Se acabarán las contradicciones entre física cuántica y teoría de la relatividad, y como dice Hawking en Historia del tiempo, ello permitirá adivinar el pensamiento de Dios. En ese momento no estaremos buscándolo, sino que seremos como él, justificando así el temor que tuvo desde el propio inicio cuando prohibió a Adán y Eva comer del árbol de la ciencia del bien y el mal.
     Ilya Prigonini, Premio Nobel de Química, en su libro Las leyes del caos, citando a su vez a Richard Feynman, Premio Nobel de Física, en su libro El carácter de la ley física, dice: "...llegaremos a un punto donde todas las leyes, por lo menos las que determinan lo esencial de los fenómenos, serán conocidas. No se descubre América dos veces". "Termodinámicamente" (ojo, la estoy poniendo entre comillas) el conocimiento llegará a su máximo valor, al contrario de la ignorancia, cuyo valor será prácticamente nulo. Siendo consistente con lo que dije arriba para mi propio caso y de acuerdo también con algunos modelos que he consultado -los que deberé estudiar en detalle, pero que ya sin hacerlo les tengo una severa crítica-, la entropía del conocimiento en este punto debería ser nula (ya veo a los especialistas corrigiéndome todo. Bienvenidos sean, pues de esas correcciones aprendo mucho). La flecha del tiempo en cuanto a la variable conocimiento parece ir en sentido contrario, se va avanzando hacia una disminución de la entropía. Esto es posible para algunos subsistemas parciales dentro de un gran sistema aislado, como hemos visto en el caso de la Tierra y el universo.

     La religión, por su parte, no busca nada porque ya encontró: Dios es la causa y la explicación de todas las cosas. Es el paso final del baile de la medusa de la lógica fluida (De Bono); una vez que se da, se terminó todo. Se puede conseguir mucha paz espiritual y tranquilidad psicológica a través de las creencias religiosas, pero no conocimiento. La fe no es una forma de conocimiento, es la renuncia al mismo ¿Se pudiera interpretar que Dios es la muerte térmica del intelecto?... Buen tema para la discusión, si es que eso se pueda discutir.


     Bueno,  es un reto que quién sabe si podré superar, pero ése es mi plan de trabajo para los próximos... años es mucho ¿verdad? ... Vamos a inventar los meses fuertes. Es bastante complicado y no sé en realidad por qué lo hago. Debe ser masoquismo puro. Nadie me paga por ello. Todo lo contrario, estoy sufriendo las consecuencias económicas por dedicar mi tiempo a cosas inútiles no remuneradas, habiendo tantas otras cosas inútiles por las que pagan muy bien; como ser ministro, alcalde, diputado, presidente de Hidrocentro, ...No me atrevo a decir otras que estoy pensando.



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     Con respecto a los idiomas y las artes, ya tendré bastante tiempo para hablar. Y "de lo que no se pueda hablar, habrá que callar" (Wittgenstein en futuro presente).