lunes, 24 de febrero de 2014







PROTESTA PACÍFICA ¿QUÉ ES ESO?

Octavio Acosta Martínez
Twitter@snittker

       


La pregunta es honesta y está desprovista de toda ironía. Estoy tratando de entender, debido a que el concepto de protesta pacífica está en el centro del debate, pero al parecer cada uno tiene una idea distinta de lo que esto significa. La necesito aclarar porque de lo que sí estoy claro es que quiero protestar. De otra cosa también estoy completamente claro: quiero una protesta que sea efectiva, esto es, capaz de producir un cambio sustancial en la dirección política por donde está siendo conducido el país.
Aclararé más este deseo: rechazo el modelo político socialista que me están imponiendo, quiero un modelo democrático representativo. Ahora, este último debe estar deslastrado de los vicios e inefectividad que han tenido los de la llamada cuarta república, pero ésta es otra dimensión del problema. Está el modelo y está la forma como se maneja el  modelo. Hay democracias representativas muy buenas y hay democracias representativas desastrosamente malas. No sé si esta división se le podrá también aplicar al modelo socialista, porque las experiencias que hasta el momento se han dado en este planeta han sido todas desastrosamente malas.
         ¿Qué cree usted que estoy haciendo en esta introducción? Es fácil: Trato de aclarar qué es lo que quiero. Dejo entonces sentado que mi primer problema, el fundamental, el más importante, no es el aceite, la harina pan, el papel toilette, el arroz; tampoco la seguridad, ni la inflación, ni tantas otras cosas que se mencionan en este conflicto y que deben seguir siendo mencionadas, por supuesto. Todas éstas son importantes, agobiantes. Tanto que el desespero que ellas producen hacen perder de vista el problema primario. Pero yo las veo como en el terreno interno del manejo del modelo. Muchos alegarán que el pueblo no entiende de modelos y que estos conceptos están situados en un nivel de pensamiento abstracto al alcance sólo de quienes han tenido la oportunidad de ejercitarlo académicamente. En cambio, sí entienden de los elementos concretos de su alimentación y bienestar material en general. Pero eso es otra cosa, y tendrá que ser considerada en las estrategias que se deberían seguir para ganar adeptos en la lucha. En cuanto a mí se refiere, reitero que mi primer problema es el modelo. ¿Me voy explicando?

         Sigo aclarando el asunto:
         Existen dos dimensiones diferentes en la situación actual: la ideológica y la administrativa. A lo mejor hay otras dimensiones, seguramente las hay, pero éstas son las que me interesan por ahora. El modelo está ubicado en la dimensión ideológica. El aceite, el papel toilette, la harina pan, el arroz, la inflación, la inseguridad, la corrupción, están ubicados en la dimensión administrativa. Tanto en un modelo socialista, como en un modelo de democracia representativa, estos problemas administrativos que hoy nos mortifican pueden estar presentes. Pero el modelo tiene implicaciones que van mucho más allá, que determinan aspectos de la vida mucho más profundos. El objeto de esta reflexión no es decir, y mucho menos analizar, cuáles son estas implicaciones. Ese trabajo se lo dejo a cada quien. A estas alturas de la vida debería haber una buena idea de ellas. En todo caso, si no la tienen es hora de estudiar, de investigar para saber hacia dónde es que nos están conduciendo.

LO QUE QUIERO Y LO QUE NO QUIERO
         Ahora puedo decirlo, primero lo que no quiero. No quiero el modelo socialista que me están imponiendo; que le están imponiendo a los venezolanos en contra de la voluntad de al menos la mitad de ellos. No lo quiero por dos motivos:
1.  Las experiencias en el planeta Tierra han mostrado que el modelo es incongruente con los valores trascendentales del hombre (me acojo al espíritu de la Ley de Universidades).
2.    Los conductores del socialismo bolivariano en Venezuela me han mostrado que con ellos cualquier modelo es un desastre, tanto en su espíritu como en lo administrativo.
   De acuerdo con el segundo de los motivos pareciera entonces que la salida a la situación coyuntural actual es La Salida. Pero ¡cuidado!... todavía no lo he dicho… ¿Lo diré más adelante?

        Con respecto a lo que quiero.
Estructuralmente quiero la democracia, donde estén representados todos los sectores de la sociedad, se respeten los derechos de las minorías, donde exista libertad de conciencia, libertad para expresarse; donde se promuevan, se respeten y se afiancen los valores trascendentales del hombre (obedeciendo a un principio de simplificación metodológica parto de que existe al menos un pre acuerdo de lo que significa valores trascendentales del hombre. Tampoco tengo la necesidad de decir los valores trascendentales del hombre y la mujer). Todo esto me conduce a auspiciar un modelo democrático que pudiera tener varios adjetivos que lo califiquen, pero que realmente haga justicia a tales calificaciones. No quiero un mamotreto participativo y democrático que no es ni participativo ni democrático.

         Cuando propugno por un modelo democrático no debe entenderse una vuelta a AD y Copei, tampoco al MAS (la tercera pata de la mesa). Allí sí valdrían las palabras de Rubén Blades sobre aquellos que tuvieron su oportunidad y fracasaron. No puedo olvidar que el desacierto, la incompetencia y los niveles de corrupción en que cayeron estos actores fue el caldo de cultivo para que surgiera la alternativa que hoy nos estamos calando. El remedio fue peor que la enfermedad, es verdad, pero la enfermedad sigue siendo la enfermedad. Estos partidos tendrán que hacer una pasantía desintoxicadora y permitir que otras fuerzas emergentes prueben sus capacidades en la administración del modelo. Por supuesto que estos partidos tendrán todos los derechos que una democracia otorga. Ellos tendrán incluso el derecho a aspirar a un retorno al ejecutivo, no se les puede quitar este derecho en una democracia. Pero es la conciencia democrática y la experiencia adquirida por la población venezolana la que debe evitarlo mediante su participación siguiendo, por supuesto, las reglas del modelo. Esto requiere un alto grado de conciencia política  y un conocimiento en la interpretación y aplicación de estas reglas. Ello formaría parte de la función pedagógica que se debería realizar sobre quienes tienen la responsabilidad de elegir. AD y Copei tendrán la oportunidad de reinventarse, renovar sus componentes, pensar sobre las consecuencias arrastradas por lo que fueron y entrar a la rueda de la vida política del país con un nuevo espíritu y con nuevas ideas. ¿Estoy siendo excluyente? Pues, yo no sé cómo se llamará eso, pero estoy definiendo qué es lo que quiero y qué es lo que no. Si no quiero a AD ni a Copei en el poder ejecutivo –tampoco al MAS-, entonces tengo que decirlo, es mejor que lo haga de una vez. Éste es un ejercicio que tendrá que hacer cada quien. Me he permitido hablar con descarnada sinceridad, lo demás sería caer en un lenguaje de conveniencias que me haría quedar muy bien (muy propio del mundo político), pero que no serviría para alcanzar el objetivo planteado al lanzar estas reflexiones.


LA PROTESTA
         Bueno, ya sabemos dónde está ubicado mi deseo (yo creo que es el de muchos). Entonces, ¿qué hacer para llevarlo a un grado de concreción?
         Muchas cosas se pueden hacer y varias de ésas ya las hemos probado… ¿Infructuosamente? (votar, abstenerse como política general, abstenerse como posición particular, hacer declaraciones públicas, apelar a los distintos poderes, apelar a organismos internacionales, protestar de todas las maneras). En estos momentos se ha retomado, una vez más, el camino de la protesta callejera y, como siempre, surge la discusión sobre la efectividad de la misma.
         La evaluación de la efectividad de una acción tiene que hacerse en función de la consecución de los objetivos. Por tanto, en el caso de la protesta esta evaluación debe hacerse en función de lo que se quiere obtener a partir de ella. Pero hay que tener cuidado con esta evaluación, podríamos decir con la evaluación de la evaluación; especie de metaevaluación. Si decimos que el objetivo de la protesta es la salida del bigotúo de Miraflores, entonces muy probablemente ella se dirija al fracaso, por lo menos en el corto plazo, aunque… algunos casos se han visto de... Depende de la consistencia, continuidad, fortaleza y espíritu de sacrificio con que se realice. El caso de las distintas primaveras que hemos visto en los últimos tiempos, son muy aleccionadoras. En política, sin embargo, las cosas no funcionan tan literalmente y los resultados se obtienen mediante la aplicación de fórmulas, pero no fórmulas matemáticas. La relación causa-efecto no se da en los fenómenos sociales como se da en la física. Una misma fórmula aplicada a un caso idéntico a otro donde ya fue probada, no conduce necesariamente al mismo resultado. De casos está llena la historia.
         Pudiera ser que La Salida no conduzca inmediatamente a la salida del bigotúo y su gobierno, pero considero que ella fue buena y necesaria; porque haciendo una evaluación en términos políticos, ella permitió sacar a la oposición del estado de inmovilización y pasividad vergonzosa en que se encontraba postrada. Desde que la actual movilización comenzó es mucho lo que se ha ganado. Hemos recobrado la dignidad y nuestro auto respeto. En otras palabras, La Salida fue la salida que encontró la oposición para reencontrarse con ella misma. Pero externamente también ha ganado. Le está diciendo al gobierno  que no le será fácil imponer el modelo como de manera grosera y grotesca lo  está intentando. La protesta ha hecho que el gobierno esté mostrando su verdadera cara, la que tenía escondida bajo una capa de legalidad cínica y abusiva. Ha permitido que el mundo vea esta cara y ahora hay miles de jueces regados por todo el mundo evaluando el proceso venezolano con una óptica distinta, lo que pone al gobierno venezolano por lo menos en una situación incómoda. Ha hecho que algunos líderes en quienes se había depositado la confianza en la conducción política, y que habían interpretado literalmente la relación causa-efecto y tenían postrada a la oposición en este estado de pasividad improductiva, estén despertando y reaccionando para no quedarse detrás de las masas. Está demostrando que no hay que seguir hombres, sino ideas y convicciones. Los líderes son circunstanciales y pierden su vigencia cuando son incapaces de leer e interpretar una realidad, siempre y cuando, por supuesto, el colectivo que los siguen sí esté perfectamente consciente de ella. Seguramente habremos cometido muchos errores en la protesta, pero el mayor error que estábamos cometiendo era no protestar.

CUALIDADES DE LA PROTESTA
         Aquí es donde comienzan las preguntas para las que no tengo respuestas. La primera de ellas: ¿Cuáles características debe tener la protesta? Casi todos los que escriben, dan declaraciones y hablan por televisión dicen lo mismo: “la protesta debe ser pacífica”. Pero esto no me aclara nada. ¿Qué significa ser pacífica? Si marcho pacíficamente por una avenida ¿es ésa una protesta pacífica? Si toco cacerola en el porche de mi casa o en el balcón ¿es eso una protesta pacífica? He intentado un conjunto grande de protestas que considero pacíficas y no he conseguido nada de lo que he deseado. He ejercido el derecho al voto y he fracasado. Muchos dirán que el acto de votar no constituye una protesta, pero yo digo que sí. En más de una oportunidad he votado por alguien que no me convence, pero lo he hecho para que no gane otro que sí me convence de su indeseabilidad. El indeseable siempre ha ganado, pero eso forma parte del mundo de las posibilidades y están dentro de las reglas del juego. El asunto es que algunas veces he sospechado que el árbitro no ha jugado limpio con las reglas del juego. Entonces he protestado pacíficamente, recurriendo a los organismos acreditados para tramitar reclamos. Pero tampoco he conseguido nada, los organismos acreditados están parcializados a favor del indeseable. Por eso acudo a organismos internacionales, pero los organismos internacionales sólo brindan saludos a la bandera. Entonces acudo a los medios (televisión, prensa) a expresar mi protesta, pacíficamente (eso creo yo), pero encuentro que los medios que se atreven a canalizarla son censurados, amenazados y finalmente cerrados, unos por disposiciones judiciales y otros por ahogamiento en cuanto a suministro de recursos. Aparte de que en las oportunidades previas, cuando logré colar mi protesta, me acusaron de fascista, vende patria, oligarca, y algunas cosas más. No me quedó más remedio que acudir a medios extranjeros, pero los que se atrevieron a escuchar y difundir mi protesta fueron bloqueados unos y amenazados otros. Apelé a la Constitución y seguí todos los pasos para convocar a un referéndum revocatorio, pero me metieron en una lista que me ha traído más de un inconveniente. Todo esto lo he realizado pacíficamente. He buscado una vía para canalizar mi protesta por las redes sociales, pero hay una amenaza de regular el uso de estas también. Algunas veces se han atrevido a bloquear imágenes que ponen los usuarios. Ya desesperado he decidido acudir a marchas, pero a éstas no les dan permiso. Sin embargo he marchado… pacíficamente. Pero ellas han sido atacadas por bandas que al parecer tienen el derecho de atacar marchas pacíficas. Génesis murió en la Avenida Cedeño cuando marchaba pacíficamente, no estaba haciendo más nada. Entonces decidí tocar cacerola en mi casa. Puede ser un ruido un poco molesto para los vecinos (aunque no tanto, porque los demás vecinos también han tocado), pero es una forma pacífica de protestar. Sin embargo ahora están disparando a los que tocan cacerolas. Muchos han sido baleados por esto. Geraldine, la estudiante que murió en Naguanagua como consecuencia del ataque que sufrió, sólo estaba tocando cacerola. Escribir por twitter puede resultar también peligroso, hay que tener cuidado con lo que se escribe. Mientras redacto esto un general retirado se resiste de ser arrestado en su casa. Se atrevió a escribir algo en twitter y hubo un muerto aparentemente por lo que él escribió. A lo mejor fue una imprudencia de su parte (no he leído el twitt), pero el gobernador de Carabobo también escribió un twitt ofreciendo un contra ataque contundente e inmediatamente resultó muerta la miss en un contra ataque contundente. Hasta ahora no lo han tocado ni con el pétalo de una rosa. Repito la pregunta: ¿qué es una protesta pacífica? Lo quiero saber porque siento la necesidad imperiosa de protestar. Pero no quiero una respuesta académica-filosófica. No quiero que me saquen tratados y recuentos de la evolución de la protesta desde Platón hasta nuestros días, con infinidad de citas de autores y pensadores famosos. La quiero en términos concretos. Que me digan por ejemplo: “Octavio, una protesta pacífica es que decidas no bañarte más hasta que no salgamos de este gobierno bolivariano y te vayas al frente de la Gobernación y le pases por el lado a cuanto policía veas para molestarlo con el tufo”. Entonces ya sabré exactamente qué es lo que tengo que hacer. Ésa es una respuesta concreta.
         Pero recuerden que además deseo que mi protesta produzca algún efecto. O en otras palabras, deseo que mi protesta produzca el efecto de eliminar la causa de aquello que me indujo a efectuar una protesta. No quiero protestas simbólicas que no sirvan para nada.

MÁS PREGUNTAS
         ¿La protesta debe ser pacífica específicamente en la actual situación coyuntural en Venezuela o en todas las circunstancias y todo momento? ¿Constituye esta característica un valor universal ético-político inherente a toda protesta? ¿Habrá casos cuando la protesta debe dejar de ser pacífica? ¿Cuáles serían esos casos? ¿Cómo reconocerlos? Yo tengo algunas respuestas parciales, pero no sé si coincidirán con la de ustedes. No me imagino que Bolívar se hubiese paseado por la posibilidad de ponerse en huelga de hambre para protestar contra el poder español. Debe haber un límite –eso creo, pero espero confirmaciones- entre lo pacífico y lo no pacífico. ¿Cómo reconocer el límite?
         Mientras llegan las respuestas y aclaro todas estas dudas, me abstengo de hacer juicios morales contra los guarimberos y todas aquellas personas que han mantenido encendida la llama de la protesta durante estos últimos días.
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viernes, 21 de febrero de 2014




RUBÉN BLADES


Octavio Acosta Martínez
octaviocultura@hotmail.com
Twitter@snittker



     Voy a salir de Rubén Blades de una vez, ya que lo prometí (en facebook), pero no lo haré con la extensión y profundidad que pensé inicialmente. Al fin y al cabo, Blades no es el enemigo. Su pecado, si es que se puede considerar de esta manera, ha sido la de asumir esa clásica posición ecléctica de ser amigo de todos y darles un golpecito aquí, otro allá, para mostrar ecuanimidad y demostrar que se desea el bien común. Lo que sucede es que generalmente, cuando se adopta este pretendido plano de neutralidad, distribuyendo equitativamente la carga de las culpas, se tiende a caer en ingenuidades que en ciertos casos son inaceptables. En su carta a los venezolanos Rubén Blades ha caído en tal debilidad, aceptada en un cantautor que compone interesantes -varias muy buenas- canciones de contenido social, pero inaceptable en quien ha aspirado acceder al puesto de conductor político de un país.


   En su carta, Blades hace una curiosa mezcla de criterios de clasificación en una sola clasificación y divide inicialmente a la población venezolana en dos toletes: gobierno y oposición. Luego introduce una tercera clase: los estudiantes. En esta última deposita él sus esperanzas, asignándole incluso funciones rectoras de educación y formación hacia las otras dos. Esta clasificación, para ilustrar, se me hace algo parecido a que dividiéramos la especie humana en hombres, mujeres y cantantes. La falla es evidente: hay cantantes hombres, cantantes mujeres, y hombres y mujeres que no son cantantes. Obviando por supuesto, sutilezas tales como la reivindicadora clasificación bolivariana de cantantes y cantantas.

     Blades no ha percibido que la población estudiantil venezolana tampoco ha escapado a la división en los toletes gobierno y oposición. Para nosotros ya es habitual el ver los innumerables actos que hace el gobierno con sus fracciones estudiantiles adscritas. El gobierno también tiene sus piquetes patoteros estudiantiles. El Arco de Bárbula de la Universidad de Carabobo es testigo de la infinidad de autobuses y gandolas quemados, de transportes de alimentos saqueados y luego también quemados, y guarimbas (cauchos quemados, pupitres atravesados, enfrentamientos con la policía), todo lo que hoy se le critica a la oposición, realizado por estudiantes afectos a la revolución. Si el Arco de Bárbula pudiera hablar, cuántas historias estarían contando. 
     El vehículo que fue introducido a la plaza cubierta del rectorado de la Universidad Central de Venezuela, con la consiguiente destrucción de infraestructura y de valiosas obras de arte fue realizado con la anuencia y participación de estudiantes afectos a la revolución bolivariana.

     En este oscuro período de 15 años de revolución hemos visto desfilar dirigentes estudiantiles de ambos bandos que se gradúan y pasan a ocupar posiciones eminentes en representación de sus respectivos comandos. Unos pasan directamente del salón de clases y de su actividad política callejera a ocupar carteras ministeriales, otros a curules legislativos, a alcaldes o a altos cargos en instituciones que de una u otra manera determinan o afectan la suerte del país. Fue notable el caso de un ex-presidente de FCU que se hizo famoso por aquella frase: "¡el veintiooooocho!" Después cayó en desgracia y se pasó a la oposición, pero yo no me confiaría mucho.

     Quiero, no obstante, reivindicar el papel estudiantil -de un sector estudiantil- en el actual conflicto. Ha sido un motor importante en la conducción de la protesta, la cual comenzó precisamente el Día de la Juventud. La juventud, el desprendimiento, ese arrojo propio de los años mozos, la verdosa sensación de no tener nada que perder, la vitalidad para el aguante de agotadoras jornadas, actúan como combustibles psicológicos para mantener encendida la llama de la disidencia. Pero no estoy de acuerdo en aprovecharse de tal vitalidad y desprendimiento estudiantil para hacer recaer sobre él toda esperanza y responsabilidad en el cambio.

     Es verdad, quienes hemos superado las primaveras de los años juveniles tenemos mucho que perder (familia, hijos, casa, trabajo y otras cosas de las que somos responsables), pero el reto está en descifrar cómo será nuestra participación en esta lucha (palabra que no es tan de mi agrado, pero que lamentablemente es así, una lucha) y entender que de todas maneras el país se dirige paulatinamente a la pérdida  de eso que tanto estimamos. No queda pues otro remedio, hay que defenderlo.

     Hay otros aspectos mal tratados por Blades, como la afirmación de que unos y otros hemos tenido la oportunidad de servir al país (se entiende que en funciones de gobierno) y hemos fracasado en el intento. Muchos años han pasado desde la instauración de la democracia en Venezuela y hoy existe una generación emergente que no ha tenido esta responsabilidad que Blades le atribuye. Muchos de los "viejos" tampoco la hemos tenido, pues la suerte no nos la ha brindado o nuestra ubicación política no la ha permitido. Pero no ahondaré en este aspecto y dejaré que cada quien haga su propia reflexión al respecto.

     Por otra parte, existe una carta-respuesta publicada por la diputada Delsa Solórzano muy bien sustentada, cuya lectura recomiendo. Allí encontrarán puntos que no he tratado en este escrito. Repito que Rubén Blades no forma para mí parte del enemigo y sólo ha pecado en mi concepto de una gran ingenuidad política. Pareciera que él se expresa mejor con sus canciones, muchas de las cuales constituyen íconos en la música popular caribeña. Dentro de éstos coloco a Pedro Navaja y a Chica plástica. Les dejaré aquí el enlace de la carta de la diputada Solórzano, para la información y formación política, y la versión de Pedro Navaja para  el deleite y terminar así con la parte más positiva de Blades.



http://partidounnuevotiempo.org/inicio/index.php/noticias/1473-delsa-solorzano-a-blades