martes, 14 de mayo de 2013









¿Del TSJ a La Haya?

Octavio Acosta Martínez



      El título no es mío, es de Eleazar Díaz Rangel, periodista del régimen que escribe todos los domingos por Últimas Noticias. Generalmente no lo leo, aunque antes de esta era bolivariana sí lo hacía. Él forma parte de una generación de periodistas críticos a los que yo consideraba "serios" y objetivos dentro de su subjetividad crítica. Entre ellos estaban José Vicente Rangel, Alfredo Peña, Earle Herrera, Luis Britto García, que no es periodista, pero escribe artículos de opinión,  y... no me acuerdo. No eran muchos.

      Ellos constituían para mí una especie de voz de la conciencia en esa chatarra política en que convirtieron a Venezuela los firmantes del Pacto de Punto Fijo. Por supuesto, una vez Chávez en el poder, ellos se adscribieron al gobierno, decisión perfectamente entendible entre quienes habían pasado lustros luchando por un adecentamiento de la administración pública. Chávez es el adalid que emergía como la más enérgica alternativa en el "combate" contra la corrupción. Yo también lo apoyé.

      Lo que no entiendo es cómo la capacidad de observación se pierde, o se trastoca toda, y la posición de evaluador crítico se adormece, o cambia de signo, una vez que consideramos que "llegamos". La historia no tengo que contarla de nuevo, por lo menos en esta oportunidad. ¿En qué devino Chávez? En lo que muchos sabemos. Pero estos periodistas ¿qué es lo que vieron después? Ellos continuaron apoyándolo, con argumentos en los que ahora no reconocemos a aquellos orientadores de opinión que antes nos sirvieron tanto de guías. Es posible que hubiera sido yo quien les hiciera antes una evaluación defectuosa por no reunir los suficientes datos. Éste es otro problema, ahora me justifico: para conocer a los seres humanos hay que observarlos en una gama amplia de situaciones, corriendo el riesgo de que algunas de ellas nunca se den. Sin embargo, estas últimas no deben preocuparnos; el hombre es lo que él hizo en su vida y no lo que hubiese hecho si...

      Me da lástima leer ahora a estos periodistas. Quizás la lástima no sea por ellos, sino por mí mismo, por el sentimiento de culpa que me produce haber sido un seguidor esperanzado de su ejemplo un día que pasó. Pero de vez en cuando vuelvo a leer algo de lo que escriben. Los leo "volando", por encimita, como cuando de chico me tapaba los ojos ante una escena escabrosa en el cine o la tv, dejando una rendijita entre los dedos para aminorar el impacto de la escena. De esta manera, y por fastidio, empecé a leer el artículo con cuyo título encabeza Díaz Rangel su escrito de hace dos domingos atrás (05/05/2013, Ultimas Noticias, pág. 12).

      El escrito parecía completamente predecible. En él critica a Capriles por su insistencia en continuar con una querella en la que el resultado es perfectamente predecible: su reclamo no iba a prosperar por falta de pruebas. Entonces, "¿Por qué tanta perseverancia en una causa perdida?". Todo esto se puede leer volando, porque ése es el artículo. ¡Pero de pronto!... mis ojos se posan en una frase. Amplío la rendija de mis dedos, abro bien los ojos y finalmente quito la mano.

      Primero, dice por tercera vez en párrafo y medio que Capriles no ha mostrado una sola prueba en apoyo a su denuncia. Pero después viene la perla: "... podría demostrar (Capriles) que hubo ventajismo oficial, que se usaron recursos del Estado, los medios a favor de la campaña de Maduro, pero..." Termina el párrafo diciendo que en ningún caso ha dado a conocer elementos que hagan sospechar al menos que hubo manejos fraudulentos (por cuarta vez en dos párrafos).

      ¡Qué manera de razonar! Si DR reconoce que Capriles podría demostrar que hubo ventajismo oficial es porque él (DR) sabe que hubo ventajismo oficial. Si DR reconoce que Capriles podría demostrar que se usaron los recursos del Estado a favor de Maduro es porque él sabe que se usaron los recursos del Estado en favor de Maduro. Si DR reconoce que Capriles podría demostrar que se usaron los medios a favor de la campaña de Maduro es porque él sabe que se usaron los medios a favor de la campaña de Maduro. Ahora surgen las preguntas que uno tiene derecho a hacerse. ¿De cuáles maneras se manifestó el ventajismo oficial y de qué manera influyó éste en el resultado electoral? ¿O no influyó? Porque si no influyó, entonces la pregunta es ¿para que se apeló a este expediente? Dentro del ventajismo oficial está por ejemplo, disponer (el candidato oficial) del Registro Electoral y saber cuáles son los muertos que todavía aparecen allí registrados. Ello podría generar la duda de si algunos de esos muertos habrían votado en las elecciones. La manera de detectarlo sería revisando los cuadernos (firmas y huellas dactilares). Si un vivo votó por un muerto allí habría una doble irregularidad: Un muerto votante y un vivo cuya huella dactilar aparecerá dos veces en los cuadernos. Si el CNE se niega ahora a la revisión de los cuadernos, entonces está nuevamente haciendo uso de ventajismo institucional. ¿Tendría Capriles que presentar pruebas de que un muerto votó? ¿Cómo? Si Capriles tuviera la prueba entonces no sería necesaria la auditoría. Lo que existe ahora es una duda razonada basada en ciertas evidencias y es por eso precisamente, que se pide una auditoría. Será ésta la que en última instancia suministre la prueba de si el muerto votó o no.

      Pero también un vivo puede votar por otro vivo. Imagínese que al cerrar la mesa de votación se detecte que 300 personas no acudieron a votar. Entonces usted tiene preparado un grupo de personas listas para sustituir a estos ausentes. Los traslada hasta la mesa en vehículos del Estado ("recursos del Estado"). Reabre la mesa de votación ("ventajismo oficial") aprovechando la ausencia de algunos testigos (los que se ausentaron por intimidación oficial a punta de pistola, por ejemplo). Pone a votar a los ausentes, pero con los trasladados. Seguramente habrá coincidencia numérica entre  máquina, papeletas y firmas. ¿Pero coincidirán sus huellas dactilares con las de los votantes titulares registrados? Una auditoría que incluya la verificación de huellas lo detectaría. Esto no es un cuento de mi imaginación. Conozco por lo menos un caso en que el público se batió para impedir tal práctica. En este en particular, la resistencia ciudadana se prolongó tanto, que la mesa no había alcanzado a enviar sus actas al CNE cuando éste emitió su primer boletín con resultados "irreversibles". ¿Qué pudo haber sucedido en aquellos casos donde la resistencia ciudadana no funcionó? Los hubo, y hay varias denuncias al respecto.

      Razonamientos similares podrían hacerse con los otros elementos (recursos del Estado, uso de los medios a favor) que DR al menos reconoce. Y siempre terminando en la pregunta ¿ Si ninguna de estas prácticas influyen en los resultados, entonces para qué se hicieron? ¿Es que los oficialistas son gafos?. Bueno, yo creo que ellos son gafos en muchos aspectos, pero en lo que estamos discutiendo tienen las garras bien afiladas.

      Al final, la gran pregunta: ¿Qué se entiende por fraude? Si una cierta práctica es capaz de cambiar el curso normal-legal de un proceso ¿no es ésa una práctica fraudulenta? Entender que fraude electoral es sólo la no coincidencia de votos, papeletas y firmas durante el proceso, es un fraude a la inteligencia. Si mil muertos votaron, esos mil muertos pulsaron en la maquinita mil veces, metieron sus mil papelitos en la caja y firmaron mil veces en el cuaderno, durante una revisión es lógico que aparezcan 1000 votos en la maquinita, 1000 papelitos en la caja y 1000 firmas en los cuadernos. Coincidencia total de cóncavo y convexo, como en el bolero de Roberto Carlos. Señor Eleazar Díaz Rangel, ¿y usted quiere que la oposición acepte esto? No sé qué es lo que cambia la mentalidad de las personas. El poder, los intereses, la vejez, el cansancio; pero lo cierto es que hay gente que va en franco retroceso, no sólo en lo político, sino en sus facultades cognitivas, que es más grave.

      Usted tiene una página entera en un periódico de mucho recorrido y yo tengo apenas este blog que sólo leen mis amigos y quizás algunos pocos que se extravían en los mares de internet. Pero cómo me gustaría que dentro de esos extravíos le llegara este escrito. Así tendría la oportunidad de verse en un espejo tal como lo ve este modesto profesor que una vez lo tuvo en su más alta consideración.