miércoles, 29 de octubre de 2014

Espectacular procedimiento para eliminar las arrugas de la cara y el cuerpo




Espectacular procedimiento para 
eliminar las arrugas de la cara y el 
cuerpo

Octavio Acosta Martínez
octaviocultura@hotmail.com
Twitter: @snittker.com







     Las cosas se descubren por casualidad.

  En estos días me compré unas hermosas parchitas en el mercado de los andinitos para preparar un jugo.














     Particularmente acostumbro usar toda la parchita (la pulpa, el líquido que se extrae de ésta, y la concha, cáscara, o como la llame usted). A ésta (la concha, no a usted) la sancocho, con pedazos de papelón, clavos de especies y conchitas de canela. Si quiere, le echa un chorritico de esencia de vainilla. Cuando todo se cuece (las conchas deben tener un aspecto como "transparente") la licuo, cuelo todo, mezclo con el líquido interno que previamente extraje, y listo. ¡Tremendo jugo!



     Como soy un poco flojo, aplacé unos días esta preparación y las parchitas perdieron su lozanía, se arrugaron todas y se me quitaron las ganas de hacer el jugo. Dije: "voy a comprarme otras parchitas nuevas y lo prepararé".




    Nueva visita a los andinitos y nueva compra de parchitas hermosas. Pero volví a dejar pasar los días y las nuevas parchitas también se arrugaron. Me disgusté conmigo mismo y dije: "voy a prepararlo así como están". Procedí, entonces, como siempre. "No me quedará tan bueno -pensé-, pero ése será el castigo por mi desidia".




     Comencé la preparación con las nuevas parchitas arrugadas y dejé las primeras superarrugadas (parecían unas viejitas de 90 años) para sacarles solamente el jugo, si es que le quedaban.

     La primera de las sorpresas fue cuando encontré que éstas -y las otras también- estaban plenas de jugo. Incluso más que lo que había visto en ocasiones anteriores en las "jóvenes" y lozanas. Así que se los saqué, lo colé y lo puse en un recipiente aparte.

     Luego procedí a sancochar las conchas.Decidí, para castigarme más, añadir las conchas de las primeras. Éstas parecían empaques plásticos cuando uno los amuñuña para echarlos a la basura. Las metí en la olla y encendí la candela.



     Al rato fui a "chequear" para ver cómo iba la cosa. Ahí me llevé la segunda de las sorpresas: todas las conchas estaban lisas y lozanas, "fresquitas" como cuando las compré. El calor y el agua absorbida les devolvieron su lozanía. Preparé mi jugo como siempre y me quedó como nunca: para tomar, repetir y volver a repetir.  Si alguno de mis amigos me visita en estos días, tendré mucho gusto en brindarle un vasito de exquisito jugo de parchita.



     De esta experiencia obtuve un aprendizaje muy importante y diseñé un procedimiento que les voy a recomendar.

     En primer lugar, nosotros como las parchitas, por muy super arrugados que estemos, por dentro guardamos un fresco, rico y abundante jugo que en la mayoría de las veces no nos atrevemos a ofrecer porque creemos que nadie estará interesado en tomarlo y seremos rechazados por nuestra apariencia externa. Por ese motivo, paso entonces a la recomendación derivada de este mismo aprendizaje.

     Si usted quiere eliminar sus arrugas corporales tome una paila muy grande -como las que usan en el ejército para prepararle la sopa a la tropa-, o también un barril metálico. la llena de agua, la pone sobre el fuego, se mete en ella y se sancocha. Si desea, le puede añadir un poco de su perfume favorito al agua. Cuando salga de allí le aseguro que tendrá una piel lisa, tersa y lozana, sin una arruga, como cuando tenía 15 años.



     Nota importante.- No deje que se le seque el agua, porque entonces obtendrá el efecto contrario.

     



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