EL PROCESO ELECTORAL
Octavio Acosta Martínez
Como siempre, hay mucho que decir y no sé cómo empezar. Tampoco estoy dotado de esa virtud que se llama "capacidad de síntesis". Entonces ¿qué hacer? Será lo habitual, vamos a ir desgranando esto poco a poco hasta donde tenga que llegar.
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Yo no era muy optimista con respecto al resultado de estas elecciones, si por única caracterización del optimismo se toma el hecho de ganar y si por "ganar" se entienda como el sólo sacar el mayor número de votos en la contienda. Pensé que ganar, en este sentido, sería muy difícil, aunque, por supuesto, no imposible. ¿Cuál era entonces el objeto de participar en este proceso?
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Primero los números (harto conocidos):
En las elecciones del 7 de Octubre Capriles obtuvo 6.591.304 votos, mientras que la votación de Chávez fue de 8.191.132. A partir de aquí todo es sumar, restar, multiplicar y dividir.
La diferencia es de 1.599.828 votos, lo que para el chavismo representa el 19.53% de su votación obtenida.
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Dado que la población electoral para el 14-A era la misma de Octubre, entonces era también fácil deducir lo que debía pasar para que Capriles ganara las elecciones:
Estábamos pensando que la gente de Capriles mantendría su voto por él. No había ninguna razón política para que se produjeran cambios en contrario. Las dudas estaban en el campo del chavismo, por la sencilla razón de que el candidato era otro. Ahora, uno menos carismático y con severas limitaciones intelectuales, que para mantener su actualidad se amparaba constantemente bajo la sombra del comandante fallecido, generaba grandes interrogantes sobre cuál sería el comportamiento de su electorado. Se suponía que debía bajar la votación chavista. Imposible que un candidato impuesto y con perfil tan pobre pudiera mantener, y mucho menos superar, la votación de su "maestro", o de su "papá", como se quiera ver.
El centro del problema radicaba entonces en dos vertientes paralelas que se desplazaban simultáneamente: primero, el que Capriles lograra convencer a su gente para que nuevamente acudiera a las urnas. Segundo, que Maduro lograra, amparado en el poco tiempo de campaña, que la segura mengua de su votación no fuera de una magnitud tal que comprometiera el triunfo oficialista.
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En este escenario, todo está claro. Para Capriles ganar la abstención chavista debía sobrepasar el 19.53%. Por eso algunos analistas serios -que aunque parezca raro los hay- decían que la abstención (del chavismo estamos hablando) debía ser del 20% para que las preferencias electorales se cruzaran y Capriles terminara ganando por unos 30 o 40 mil votos. Otra posibilidad estaba en que aun siendo menor la abstención, se produjera un traslado de votos del oficialismo a la oposición, en cantidad suficiente para superar la brecha señalada. Muchos creímos que acercarnos a estos límites era lo máximo a que desde el lado de la oposición podríamos aspirar.
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Particularmente pensé que de mantener Capriles su votación, así perdiera, le permitiría a la oposición mantener una posición beligerante... (en este momento están proclamando a Maduro)... muy importante y sembraría bases sólidas para impedir el avance impuesto del socialismo del siglo XXI. Había que pensar a largo alcance y no sólo encerrarse en estrecheces coyunturales.
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Por otra parte, estoy considerando como datos insoslayables del problema todas las marramucias, ventajismos institucionales, intimidaciones, desde las más sofisticadas gubernamentales... (...esta noche hay cacerolazo)... hasta las patoteras de motociclistas bolivarianos, pasando por el voto asistido con tipos de franelas rojas. Todo eso está incluido. Había que llegar a los límites señalados con la inclusión de esas variables. No hacerlo sería como mantener la creencia en San Nicolás cuando usted ya es todo un ciudadano inscrito en el registro electoral del CNE. Está bien en no creer en Nicolás, pero creer en San Nicolás a estas alturas...
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¿Qué sucedió en este proceso? Por lo menos de lo que se sabe (hay muchas cosas por averiguar). Capriles no sólo mantuvo su votación, sino que la superó por más de 700.000 votos, de acuerdo al último boletín del CNE. Maduro, como se suponía, bajó la votación chavista. A mi modo de ver las cosas... (shiii,... estoy oyendo unos cacerolazos adelantados por allí), éste es un resultado muy positivo y esperanzador. Hay quienes se desesperan porque la pasantía de cada quien por este mundo es corta y quisiéramos ver resueltos todos los problemas en este mismo instante. Pero para un país, para una sociedad, un lustro, dos lustros, tres lustros (no hay límites definidos) no son nada. Desde mi punto de observación percibo que la era del chavismo bolivariano se acerca a su período de desintegración. ¿Cuánto durará éste? Depende en mucho de lo que hagamos nosotros, y en menor grado de la habilidad oficialista para retardar su extinción. Pero su destino es fatal... (las cacerolas están aumentado; esta noche, entonces será un verdadero concierto).
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...(Bueno, tuve que interrumpir porque mis hijos me vinieron a buscar para que los acompañara a una caravana de protesta por la Avenida Universidad. Me recordó viejos tiempos, cuando la oposición estaba en la calle. Hay un despertar en este momento. Ojalá se mantenga, porque habíamos perdido esta iniciativa, esta espontaneidad, y le habíamos cedido los espacios al chavismo. La gente nos saludaba en las casas y en cada esquina con la bandera de Venezuela desplegada y con sus cacerolas en la mano. ¿Se logrará algo con esto? Desde un punto de vista psicológico sí, es una manera de estar presente. Ahora, hay que acompañarlo con algo más. Pero es un reinicio y no se debe perder este impulso)...
¿Por dónde iba? Que no siempre ganar significa sacar mayor número de votos, en este momento siento que la oposición ha ganado algo. Ha ganado terreno, ha ganado credibilidad, ha ganado liderazgo, ha ganado dignidad.
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El momento de hoy. Yo, ya lo he dicho, dudaba de un triunfo de Capriles, pero no era eso lo que me preocupaba, sino la conformación de un movimiento sólido. Sin embargo, cuando el Comando Simón Bolívar se dirigió anoche (14-A), antes del boletín del CNE, me hizo surgir una esperanza y un entusiasmo adicional que no tuve en todo el proceso; y me cuidé, incluso, de tenerlo. El Comando presentó el cuadro de un triunfo indiscutible. Sólo faltó pronunciar la palabra GANAMOS, y dar las cifras con las que se había logrado el triunfo. Minutos después el CNE dio su famoso boletín con el resultado ya conocido. En ese instante me sentí estafado. Pero no por el CNE, sino por el Comando de la MUD. Si usted dijo lo que dijo debía ser porque tenía las copias de las actas en la mano. Las mismas actas cuyos originales tenía el CNE ¿Cómo es que las cifras podían no coincidir? Nosotros hemos creído y aceptado que la "trampa" no está en la tergiversación de cifras, sino en el enorme ventajismo institucional, en la participación en condiciones no equilibradas en un proceso. Cuando llegamos a las cifras, ahí está incluido ese desequilibrio, pero las cifras eran ésas. ¿Se apresuró el Comando? ¿Contó los pollos antes de nacer? ¿Se basó en instrumentos que para ese momento ya no tenían validez, como las encuestas, por ejemplo?
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Hay que saber lo que es una encuesta y creo que voy a tener que escribir un trabajo para que mis amigos entiendan lo que representa este concepto. No quiero dármelas de sabiondo, pero las encuestas, al igual que otras herramientas que se utilizan para interpretar la realidad son muy mal interpretadas a su vez. Hay que establecer la diferencia entre lo que es un muestreo y un censo. Los resultados de un muestreo están sujetos a un error estadístico y tienen además un nivel de confianza. Ellos constituyen un reflejo de una realidad para un momento determinado, pero no es la realidad misma. El censo muestra la realidad inalterable. Cuando se hace el censo el muestreo dejó de tener sentido. El acto de votación y el procesamiento de sus resultados son equivalentes a un censo, y estos resultados no pueden tener lugar a dudas, a menos, por supuesto que se hubiesen alterado. Pero esto es muy difícil en un acto automatizado, supervisado y con testigos en todas las partes del proceso. Donde se hizo trampa fue porque los testigos no funcionaron o hubo ausencia de ellos. Pero una vez que se tenga las actas en la mano, esos son los resultados.
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Cuando el comando de la oposición convocó la rueda de prensa y nos llenó a todos de entusiasmo, yo supuse que tenía los resultados del censo en sus manos y los documentos (las actas) que los respaldaban. Al darse lo que se dio dije que ellos me debían una explicación. Por otra parte, después de semejante pre-anuncio, la MUD estaba en la necesidad y deber moral de desconocer los resultados del CNE. Después vino la rueda de Capriles y a partir de ese momento el comando de la MUD está temporalmente reivindicado ante mis ojos. Pero a través de tantos años de experiencia y militancia política he aprendido que no debo entregar mi credibilidad y adhesión de manera definitiva a nadie. Todavía ahorita tengo muchas interrogantes. Si yo soy Capriles y tengo copia de las actas en mis manos, pues entonces tengo los resultados, y al darse una controversia como la actual yo doy mis resultados al público, ¿qué me lo impediría? La pregunta es ¿porqué no lo ha hecho? A mí me gustaría saberlos. ¿Sería que no tenía el mismo número de copias que el CNE? Aveledo dijo que tenían encuestas y resultados de las Exil Poll, que son encuestas a la salida de la votación. Pero éstas, para efectos de un reclamo no tienen valor alguno. Dijo también que tenían las actas. Éstas sí tienen validez. Y si las tienen ¿cuál es el miedo de publicar sus resultados? ¿Acaso el temor de haber sumado mal? Cosa que me parece improbable con tantos asesores y tecnología a la disposición.
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Me siento parcialmente satisfecho con la reacción de Capriles y la verdad es que la estoy respaldando, pero tengo la sensación de que faltara algo. Estoy de acuerdo con el conteo, pero el conteo mismo expresa una duda. Si yo propongo el conteo y digo que aceptaré sus resultados es porque estoy seguro de cuáles serán éstos. Si el conteo arrojara un resultado distinto a mis copias de actas, entonces ¿qué es lo que en realidad tengo en mis manos? Me parece un acto de irresponsabilidad si el comando se hubiese apresurado a hacer el retrato hablado de un victoria sin tener la prueba contundente en sus manos. Amigos, en política nunca se está seguro del camino que se está andando. Los mapas son meras aproximaciones y hay que guiarse por otras referencias alternativas. Conocimiento, intuición y no sé, quizás sea necesario acudir a las constelaciones y las estrellas para saber que vamos en la dirección correcta.
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Esto no ha terminado, pero yo sí... por esta noche. Si usted es de las poquísimas personas que leen mis escritos, habrá percibido que he sido sumamente crítico con la oposición. Eso tiene un sentido. La oposición es el autobús en el que voy montado. Por eso me interesa que mantenga el camino correcto y me lleve a donde quiero llegar. Del gobierno y sus partidarios no espero más de lo que ellos han dado. Su accionar es totalmente predecible y no lo comparto porque ellos son los enanitos de otro cuento (tengo que echarles el cuento del enanito rojo, se los debo) en el que yo no estoy. Pero con la oposición tengo que ser exigente y me duele mucho que me utilicen y vean en mí sólo un voto que los catapulque al poder y quizás terminen luego siendo más de lo mismo. Experiencia mil veces repetida. No quisiera verme más tarde convertido en oposición de la oposición y terminar como Fernandel en aquella película, muy vieja, que se llama "La loi c'est la loi". ¿La han visto? Es muy divertida.
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(Esta historia continuará)
Si, leí el artículo completo, con las interrupciones por cacerolazos y otras minucias y me parece que el cauto Octavio tiene razón en ser cuidadoso con los políticos que manejan el bus donde él viaja... Toda la razón. ¿Vamos hacia el precipicio? Sólo el conductor lo sabe, los viajeros apenas logran asomarse a unas ventanillas que poco dicen. Sigamos, amigo Octavio, ya veremos en su momento a donde llegamos...
ResponderEliminarMuy bueno Octavio.
ResponderEliminarEl régimen busca la obediencia ciega de la ley escrita bajo la interpretación del poder "licuado" o "batido" de poder, quiero decir: cinco poderes metidos en una licuadora nos da un solo menjurje, el batido. Así, con ese poder es que estamos lidiando este nuevo capítulo. El punto es que al régimen de un solo poder (convertido en menjurje) se le está achicando la vía de la imposición.
Totalmente de acuerdo contigo en dos apreciaciones: ellos irán disgregándose y la pelea por las ideas con dos mitades igual de tamaño es más interesante.
Ja ja... Recuerdo el cuento de los enanitos rojos, ciertamente uno de ellos ya salió de la historia, y el verde con nuevos bríos los está convenciendo poco a poco a que se cambien de color y se vengan a una nueva historia.
Un abrazo.
Muy buen artículo, Octavio. Comparto todo lo que dices y voy en el mismo autobús. Me preocupa mucho lo que pueda pasar en Venezuela;no por lo que me ocurra a mí personalmente, sino por lo que puede ocurrir a mis compatriotas (entre ellos mis hijos y nietos)si el gobierno proclamado continúa con la política de destrucción nacional en la que parece estar empeñado. Más aun me preocupa el estallido de una guerra civil. Amanecerá y veremos.
ResponderEliminarGracias por sus comentarios, Sergio, Miguel y Ramón, y sobre todo por haberse tomado la molestia de leerme. Tres lectores calificados.
ResponderEliminarMe quedo con esta idea: "Hay quienes se desesperan porque la pasantía de cada quien por este mundo es corta y quisiéramos ver resueltos todos los problemas en este mismo instante. Pero para un país, para una sociedad, un lustro, dos lustros, tres lustros (no hay límites definidos) no son nada." Particularmente he sido impaciente y estoy tratando de trabajar esto de forma individual adoptando como acompañantes a la paciencia y la templanza. La lectura ha sido de mucha ayuda, estoy trabajando escenarios, diversificando mis puntos de vista.
ResponderEliminarEl presidente que se acaba de juramentar tiene serias limitaciones para vender sus ideas y esto contribuirá mucho más en la conflictividad que está planteada. No guardo muchas expectativas en relación al proceso de auditoría que se avecina, en fin, como expresa el Sr. Viggiani ...amanecerá y veremos.
Gracias por sus acertadas reflexiones y me debe el cuento del enanito rojo. Comparto igualmente mis reflexiones ...
http://quierodecirlosol.blogspot.com/2013/04/seguimos-adelante.html